La maravillosa leyenda del diente de león
Hace mucho tiempo, las flores se embarcaron en una gran discusión sobre cuál de ellas era la más hermosa, especial y amada por los humanos y las hadas.
La controversia se prolongó durante semanas, con cada flor proclamándose como la más bella y deseada. Finalmente, acordaron dejar que las hadas de las flores resolvieran el dilema.
Las hadas más gentiles y amables fueron enviadas para determinar cuál de las flores recibiría la bendición y el título de la flor "más perfecta". La pequeña hada decidió abordar cada flor con una pregunta.
Primero, se acercó a la rosa y le preguntó dónde le gustaría vivir. La rosa expresó su deseo de adornar las paredes de un castillo, deseando ser admirada por reyes, reinas y nobles. Aunque impresionada, el hada continuó su búsqueda.
Luego, encontró un tulipán que aspiraba a vivir en un jardín público, donde la gente pudiera apreciar su belleza y esplendor. A pesar de sus aspiraciones, el hada se retiró con tristeza.
Más tarde, descubrió unas violetas en un bosque, quienes preferían permanecer ocultas y protegidas de la luz directa del sol. Agradeciendo su sinceridad, el hada continuó su búsqueda.
Habló con diversas flores, desde el lirio del tigre hasta el girasol, cada una con sus propias aspiraciones y preferencias.
Finalmente, llegó a un campo de dientes de león, donde una pequeña flor brillaba con alegría y determinación. El hada le preguntó su nombre y dónde le gustaría vivir.
El diente de león respondió con entusiasmo que quería vivir donde hubiera niños, alegrando prados, carreteras y ciudades con sus brillantes colores. Deseaba ser la primera flor que los niños regalasen a sus madres y llevar deseos en sus semillas.
Conmovida por su deseo sincero y altruista, el hada declaró al diente de león como la flor más especial y perfecta de todas, concediéndole su anhelo de florecer en todas partes y ser conocida como la flor de los niños.
Y así, el diente de león se erige con fuerza y determinación, trayendo alegría a todos los que lo encuentran y siendo amado por los niños a lo largo de su vida.