Los niños tienen una memoria asombrosa y además le dan una importancia casi mágica al poder de la palabra, sobre todo de sus padres. Por eso es muy importante que jamás les mientas deliberadamente, pues esa fascinante memoria es curiosamente selectiva...
Por ejemplo pueden llegar a olvidarse de ponerse los zapatos para ir a la escuela, pero jamás olvidarán si les hiciste una promesa en el invierno, de ir a tomar un helado cuando sea verano.
¿Has pensado alguna vez por qué resulta tan importante para tus hijos que cumplas esas promesas que les hiciste? La respuesta es simple: ellos confían en ti. Eres lo más seguro que tienen en el mundo, y si tú les fallas todo su mundo se pondrá de cabeza.
A veces puedes caer en la tentación de prometerles cualquier cosa con tal de que se callen por un momento, pero para ellos esa promesa es real porque tú la has hecho, y esperarán que la cumplas.
Los adultos somos tan importantes para los niños y si no podemos cumplir lo que les prometemos, les estaremos enseñando que el mundo es un lugar inseguro y decepcionante. Ellos tienen a los adultos como referencia y ejemplo para sentirse seguros y protegidos emocionalmente, y cuando se rompe una promesa...no existe nada de eso.
Sin embargo, si no cumples tus promesas, tarde o temprano te perderán el respeto, porque no les estarás mostrando integridad con lo que dices, y verán que lo que dices en realidad no tiene valor, y no merece ser respetado.
Y las promesas son un compromiso que asumimos con ellos, si rompes este compromiso, tus hijos recibirán un claro mensaje, y es que no son suficientemente importantes para ti, que no valen el esfuerzo de mantener tu palabra. Y aunque esa no fuera tu intención, ese será el modo en que se sientan emocionalmente.
Las promesas se deben cumplir
Las promesas a los niños se deben cumplir siempre para que puedan sentirse queridos y valorados, y más que nada para que ellos también aprendan que las promesas se cumplen, y con ese ejemplo también serán más responsables por lo que digan y a lo que se comprometan.
Ellos aprenden por imitación, y necesitan ver en tu ejemplo esos valores que buscas que aprendan.
Así verán que las promesas cumplidas fortalecen las relaciones de amistad y en la familia, porque cuando las palabras se hacen hechos, dan seguridad y confianza a esas relaciones, que estarán fundadas en el respeto y el amor mutuo.
Nunca hagas promesas vacías
Si has hecho promesas promesas a tus hijos que alguna vez no pudiste cumplir, deberías pensarlo dos veces antes de volver a prometer algo que no vayas a cumplir.
Si haces promesas vacías estarás vaciando el valor de tu propia palabra y respeto, si lo haces, los niños sentirán una gran desilusión por ti y creerán que no los quieres lo suficiente. ¿Es eso lo que quieres realmente?
Así que intentemos jamás hacer promesas vacías a los niños, esas que solo se hacen para conseguir que hagan algo en el momento, pero que es un engaño que ellos no olvidarán, y ese compromiso roto será una desilusión que les afectará a nivel emocional.
Jamás olvides lo importante que es tu ejemplo para su estabilidad emocional. Esa es la razón por la que es tan importante que lo pienses bien antes de prometerles algo, que busques otras opciones para solucionar algún conflicto entre padres e hijos y prometer solo cuando de verdad estés dispuesto a cumplir.
Y cuando por alguna razón que no fue tu responsabilidad no pudiste cumplir tu promesa, no lo dejes pasar sin más como si nada hubiera pasado, habla con tus hijos para que entiendan y buscar juntos alguna alternativa que les haga sentir que tu palabra sigue valiendo pese a todo, y que vean que te preocupas por ellos y por su bienestar.
Fuente: Naran Xadul - Etapa infantil - Eres Mamá