3 simples trucos para que tus niños te hagan caso

En la infancia la personalidad de los niños está en pleno desarrollo y por eso es tan difícil que puedan controlar sus emociones. Así, es normal que se distraigan cuando les hablamos, pero hay maneras de lograr que nos escuchen y hagan caso.    

 



   Los niños se distraen con mucha facilidad y eso complica la comunicación con los más pequeños. Sin embargo hay maneras de evitar estas distracciones, y lo principal es quitar las fuentes de distracción cuando estamos hablando con los niños.   


  Desde luego, no se pueden quitar absolutamente todas las distracciones, no se pueden quitar sus juguetes o dibujos de la pared, pero sí se puede apagar las pantallas electrónicas o pedir que dejen de jugar un momento cuando queremos hablar con ellos.

Pedir su atención y mantenerla


  Es bueno si podemos tener en nuestro hogar un espacio lo más libre de estímulos posible, así haremos más fácil que nos puedan prestar atención. 

  Este lugar será excelente tanto para cuando queremos corregir alguna de sus actitudes como para cuando queremos reconocer sus logros u darles alguna orden. En ese espacio nuestro mensaje tendrá más posibilidades de ser entendido y aceptado. 

 

   Uno de los sentidos que más fácilmente les distrae es el de la vista. Y esta es la razón por la cual, si queremos que el niño realmente nos preste atención, antes que nada debemos pedirle que nos mire cuando le hablamos. Así podrá concentrarse en lo que le decimos con más facilidad.

Hablar con frases cortas ayuda a los niños


  Cuando su atención todavía no se desarrollo por completo, tampoco lo está su memoria. Por eso es necesario que al darles una orden, esta debe ser breve y clara, lo más precisa posible para que les sea fácil de recordar.  


  La orden debe dejarle en claro qué debe hacer, cómo y a dónde tiene que ir si fuera el caso. 

 Aunque si es la primera vez que lo tiene que hacer y encuentra otra manera correcta de hacerlo, es bueno que dejemos que use su propio criterio, de acuerdo a su edad, esto refuerza su autoestima y su confianza en sí mismo.

  Siempre ten en cuenta que si su memoria y atención están aun en desarrollo, lo mejor es esperar a que termine lo que está haciendo, sea ver una película o jugando, para darle la orden o el pedido que queremos que haga, de modo que no lo olvide cuando esté en condiciones de hacerlo. 


  Si está distraído y se lo pides, luego no sabrás si te ha desobedecido o simplemente lo ha olvidado.

  Otra cuestión importante es el tiempo, por ejemplo, si le has pedido hacer algo cuando acabe de jugar, no debes repetírselo a cada rato.


  Deja que termine con el juego sin distracciones, favoreciendo su concentración en lo que hace, y luego sí recuérdale lo que le pediste. Deja que disfrute del momento presente a gusto mientras juega.   





  Otro truco que funciona con los niños, es dar las ordenes de a poco, una por una, y también cuando corrijas, corregir cada cuestión por separado. 


  Y lo mismo cuando reconozcas sus logros, si lo haces por cada cosa en particular, le será mucho más simple diferenciar sus aciertos y errores, para mejorar de modo gradual y entendiendo el proceso.    

Elegir el momento adecuado


  Sea tanto para corregirlos o sancionar sus conductas, lo mejor es hacerlo cuanto antes. De este modo el tiempo que pase entre lo que han hecho mal y la corrección será lo más breve posible, y la asociación entre ambas cosas será más simple de entender por ellos.


 Recuerda que para los niños el tiempo es algo diferente, un día es muy largo, y no podrán corregir sus actitudes si los reprendes por la noche por algo que hicieron mal en la mañana.    

  Además, debes prestar atención al estado emocional del niño. No será lo mismo ni la misma atención que pueda prestar el niño si está demasiado animado, a que si está calmado y prestando atención.  No será lo mismo si apenas se levanta que si está a punto de acostarse por la noche. 

 

  Ni es lo mismo si está enfadado y a la defensiva a que si está con una actitud positiva y relajada. Si está molesto por algo, lo mejor es esperar a que se calme antes de hacerle algún pedido u orden, de modo que le sea más fácil aceptar lo que se le dice.

 

  Pueden ser pequeños, pero los niños no actúan porque sí, y necesitan tanto atención como que se les entienda, ¡y eso solo se logra mediante el diálogo!

Fuente: La mente es maravillosa

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