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Los hijos no necesitan a sus padres juntos, necesitan a sus padres felices
Un divorcio en ocasiones es la mejor decisión que podemos tomar, por nuestro bien y el de nuestros hijos. Un hogar donde sólo hay peleas es un mal ejemplo, no permitas que crezca viendo unos padres infelices.
Los hijos no necesitan a sus padres juntos, necesitan a sus padres felices. Existe una gran cantidad de parejas que permanecen juntas incluso cuando ya el amor se acabó. Con el pretexto de que seguirán juntos por sus hijos.
Miles de niños sufren el estrés del divorcio de sus padres cada año. La forma en que reaccionan depende de su edad, personalidad y las circunstancias concretas del proceso de separación y divorcio.
Por muchos años los especialistas de la psicología y otras disciplinas enfatizaron lo importante que era para un niño en sus primeros años de vida tener una relación cercana y segura con la madre.
Sin embargo, desde un tiempo a esta parte esta mirada se ha ampliado, reconociendo que el padre es también una figura central para el desarrollo físico y emocional de un niño o niña.
Darle la noticia
En cuanto esté seguro de sus planes, hable con su hijo sobre su decisión de separarse. Aunque no existe una manera fácil de dar la noticia, de ser posible, intente que ambos (usted y el otro progenitor) estén presentes durante la conversación.
Es importante dejar a un lado los sentimientos de enfado, culpa o remordimiento. Antes de hablar con su hijo, practique cómo se lo va a decir sin alterarse ni enfadarse durante la conversación
La mejor forma es hablar juntos con ellos y comunicarles la situación, evitar que los niños vean a quien se va de casa llevarse sus cosas, pues podría provocarle angustia por el que se va; y despedirse con un abrazo diciéndole a los niños cuándo se verán de nuevo, para no generar el sentimiento de abandono.
Cuando un niño vive las peleas en casa, está propenso a un daño emocional y psicológico grave, incluso en niños que tienen 1 o 2 años, pues las peleas se quedan en el inconsciente de los pequeños y años después podría verse en su comportamiento.
Los niños que han visto peleas con sus papás y han estado expuestos a ellas por mucho tiempo se vuelven más agresivos, introvertidos, depresivos, responden con gritos o se alteran fácilmente ante situaciones de estrés y aprenden que la forma de resolver los problemas siempre será así, peleando.
Es mejor que los niños vean a sus papás bien, porque esto les da seguridad de que no importa si están separados las cosas van a estar bien para ellos.
Mientras que si permanecen juntos pero mal, estos solo les genera incertidumbre, inseguridad y angustia.
Fuente: Silvia Ruiz para Naran Xadul / Creciendo contigo / Kids / Soy Carmín