Mamá, entiende mis berrinches: son mi primer paso para mi inteligencia emocional

La figura materna es sumamente importante para el crecimiento de un hijo o hija e influye en cómo éste se desarrolla en diferentes ámbitos de su vida.


  No hay berrinche que pase desapercibido, y aunque no nos gusten, ese estallido de gritos, llanto y frustración son fundamentales para el desarrollo de los bebés, pero aún más, la forma en la que los ayudemos y reaccionemos ante ellos.

 Los berrinches son un estallido de lágrimas, mocos, gritos y rabia que nos desconciertan y que incluso nos frustra como madres. Sabemos que puede resultar desesperante intentar calmar a nuestra pequeña criatura colérica, pero el modo en que gestiones estas explosivas situaciones marcará el futuro emocional de tu niño.

 Algo de lo que se sorprenden muchas familias es del peculiar carácter que demuestran muchos pequeños ya desde edades tempranas. Llama la atención que se diferencien tanto de otros niños e incluso de sus propios hermanos. 


Los berrinches empiezan pronto y deben gestionarse cuanto antes


  Un niño o una niña empezará a mostrar sus berrinches a partir del año. De hecho, serán intensos hasta los 4 años. 

  Es esa etapa donde el cerebro de los más pequeños empieza a madurar, a tomar contacto de forma más íntima con lo que le envuelve para exigir su espacio, sus cosas, sus necesidades.

  De no tenerlas, de no conseguirlas, estallan. Esta frustración experimentada es realmente dolorosa para nuestros niños, y en caso de que no actuemos de forma sabia, intuitiva y paciente en esta primera etapa comprendida entre el primer año y los 4, el tema puede complicarse en las siguientes edades.


Es importante tomar en cuenta algunas cosas:

  
 - Los berrinches jamás deben ignorarse, porque sólo se sentirán más frustrados, ya que lo que están gritando es una necesidad.

 - Los berrinches no deben intensificarse, es decir, responder con gritos o violencia, ya que aumenta más la carga emocional en ambas partes.

 - Los niños sienten que lo que les está pasando es mucho más grande que ellos y no tiene solución, porque no son conscientes de lo que les está ocurriendo.
 
 - Tienes que decirle que se tranquilice y que buscarán solución, ya que el berrinche es un mal modo de hacerte entender que algo le está sucediendo y necesita ser atendido.

  Y esto no quiere decir que lo que el niño esté demandando en ese momento se tiene que resolver, parte de crecer es también enseñarles que no siempre se pueden obtener las cosas y deben saber llevar esas emociones.


Tranquilo, yo estoy aquí, contigo y vamos a solucionarlo sin levantar la voz


  Tanto el propio niño como nosotros como madres y padres debemos entender que crecer conlleva por un lado aceptar la frustración e incluso el propio dolor que ello conlleva.

 - No siempre van a tener lo que desean y eso, deben entenderlo ya desde el primer año.

 - Cuando tu niño estalle en su berrinche, no te apartes de él, ni le digas que se calle con un grito. Con voz tranquila, le animaremos a que se CALME. Una expresión y una voz tranquila crea un clima adecuado para que las emociones se relajen.

 - Hasta que el niño no haya dejado de llorar no podremos hablar con él, así que lo ideal, es situarnos a su altura hacerles ver que estamos ahí e impedir que puedan hacerse daño.


Si el berrinche acontece en un espacio público, intenta llevarlo a un lugar tranquilo donde estén los dos solos para que se desahogue con calma.


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