El encuentro más profundo no es el físico, es la entrega emocional

La reciprocidad en una pareja se da cuando se consigue vencer el miedo y nos permitimos dejar que el otro nos conozca tan y como somos en cada uno de nuestros aspectos.


  El encuentro más profundo que puede haber entre dos personas no es el físico, es entregarse emocionalmente. Y esto no se consigue con cualquiera ni de un día para otro.

  No es algo sencillo de lograr. Es más, una renuncia emocional no se alcanza ligeramente ni tampoco con cualquiera. 

   Es necesario tiempo, esfuerzo e interés por escucharse, sentir y aceptar las mutuas emociones. Es necesario conocerse a sí mismo y conocer el lugar que ocupamos en la realidad del otro. 


La entrega emocional empieza por uno mismo


  Desde luego, es necesario que que antes que nada nos identifiquemos con nuestros sentimientos y nos percatemos si estamos cómodos o no con ellos. Lo que pensamos y el modo en que podemos emplear nuestras emociones a favor de nuestros pensamientos. 

  Conocernos emocionalmente es primordial para superar nuestros propios miedos y conflictos, para enfrentar nuestras inseguridades y valorar nuestros logros y aprendizajes.   



Nuestro pasado emocional, la llave para conectarnos


  Nuestro pasado emocional manifiesta un profundo impacto en nuestras habilidades para conectarnos con otros emocionalmente. Y puede ayudarnos o dificultarnos el conseguirlo. 

  Dejamos expuestos nuestros recuerdos y sensaciones a veces desagradables o incómodas para nosotros mismos, a la vista de la otra persona. Pero existen muy buenas razones para quitarnos de encima estas pesadas cargas de nuestro pasado:


  Hay heridas emocionales  de nuestra infancia que no sanarán de otro modo, y debemos dejarlas atrás para tener relaciones sanas con los demás.  
  
   Tenemos que encontrar nuestras propias debilidades emocionales para impedir que nuestras reacciones no manejen nuestras decisiones y acciones.  


Las emociones aparecen al acariciar con el alma


  La más sincera y profunda seducción no se consigue mediante las palabras o el roce de la piel. Sino que es necesario un profundo compromiso con el otro para alcanzarla.  

  Es necesario que nuestras emociones y sentimientos se expresen para llegar a hablar ese lenguaje que abraza con el alma. En verdad, somos seres plenamente emocionales y pensamos mediante el lenguaje de emociones y solo mediante este podemos lograr una conexión auténtica. 

   Por esto, el entregarse con las emociones puede resultar muy difícil para las personas que han sufrido en su pasado. Pero es necesario enfrentar esas capas de dolor que nos encierran en nosotros mismos. Hay que lidiar con ese miedo al rechazo, al abandono o la soledad.  


   Es el único camino de recrear un ambiente emocionalmente relajado donde pueda alcanzarse un encuentro profundo entre personas, mostrar nuestros miedos e inseguridades y que salgan a la luz emocional.   

Es la única manera de lograr esos abrazos que rompan nuestros miedos y así podamos cerrar los ojos y entregarnos al 200% con nuestro cuerpo y alma.  


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