Científicos afirman que el segundo hijo trae más dolores de cabeza que el primero

Cuando se pregunta por el más perezoso, por el más problemático, por el más irresponsable, por la oveja negra de la familia, más bien, se suele dirigir la mirada hacia el segundo hijo. 


  Mucho se ha hablado sobre los segundos hijos o los hijos “del medio” y los efectos que la dinámica familiar puede tener sobre estos niños, que en muchos casos pueden sentirse fuera de lugar o insuficientes en comparación con sus hermanos mayores y menores. Hasta entonces, no había demasiado sustento más allá de la presunción.

 Sin embargo, ahora que un grupo de científicos ha asegurado que “la maldición del segundo hijo” es real, el hecho cobra relevancia y más aún cuando la ratifica el Instituto Tecnológico de Massachusetts.



  Sabemos que los primogénitos suelen ser más inteligentes que sus hermanos posteriores, o al menos eso es lo que han revelado varios estudios, pero ahora los hermanos mayores tienen algo más con lo que   de los más pequeños.

   De acuerdo con un nuevo informe de Joseph Doyle, economista del MIT, la “maldición del segundo hijo” podría ser verdadera. 

 Doyle y sus colegas Sanni Breining, David Figlio, Krzys Karbownik y Jeffrey Roth recorrieron miles de conjuntos de datos y descubrieron que los niños nacidos en segundo lugar (específicamente los varones) tienen una enorme probabilidad de tener problemas serios en la escuela, precisamente entre un 25% y un ​​40%, en comparación con los primogénitos de la misma familia.


  Los investigadores han sugerido por un tiempo que los primogénitos obtienen mejores resultados en educación, que tienen coeficientes intelectuales más altos y que pueden ganar mejores salarios, pero este es uno de los primeros estudios relevantes en señalar que los hijos segundos son, de hecho, los alborotadores del grupo. 

 Y no, no es exclusivo de las familias de los Estados Unidos; los conjuntos de datos familiares, que constan de miles de conjuntos de hermanos, provienen también de Europa. 

 Por supuesto, esto no quiere decir que todos los segundos sean unas ovejas negras, pero el estudio sugiere que el riesgo está ahí y que se debe ser consciente de ello, para evitar esta “maldición”


  ¿Qué hace que los segundos hijos sean tan diferentes de sus hermanos mayores?


  Por un lado, Doyle sugiere que los padres están más dedicados a la crianza de los primogénitos, pues no desean cometer errores en una situación que les resulta desconocida. 

 Cuando el segundo niño llega, los padres son simplemente menos vigilantes, pues tienen la sensación de que de algún modo ya han superado la prueba, al criar correctamente al primero, entonces se ponen más relajados, y le dan más libertad al segundo.


También tiene que ver con los modelos a seguir del niño, según explica Doyle:


  “El primogénito tiene unos modelos a seguir que son adultos. Y el segundo, los niños. Los hijos nacidos más tarde tienen como modelo a seguir el ejemplo de unos niños de 2 años más de edad y un poco irracionales, ya sabes, sus hermanos mayores. 

 Tanto el nivel de dedicación de los padres -que es distinto con los segundos hijos-, como las influencias de los hermanos, probablemente contribuyen a estas diferencias que vemos en el mercado de trabajo y que encontramos en la delincuencia. Es muy difícil separar esas dos cosas porque suceden al mismo tiempo”.



  Sin embargo, descartaron otras hipótesis frecuentes. Encontraron que no influyen en su personalidad problemática las diferencias en la salud al nacer, la edad de ingreso en el sistema educativo, la calidad de los colegios elegidos, ni siquiera el empleo de la madre durante su primer año de vida.

  Así que, ya sea porque los padres no dedican tanto tiempo o porque los referentes no sean adultos, sino otros niños, los segundos hijos en bastantes casos terminan notando las consecuencias de haber nacido en esa posición respecto al resto.


  El primogénito suele ser el blanco de todas las travesuras del hermano menor y por lo general muestra una gran moderación y madurez en su vida cotidiana.


  Sin embrago, su carácter puede verse alterado cuando tiene cierto contacto el hijo segundo, llegando a un nivel desesperado de histeria mientras, las cosas de su habitación desaparecen o cuando su hermano se burla implacablemente de sus acciones a veces los más afectados suelen recurrir a medidas extremas para protegerse de sus hermanos.



La terquedad adquiere un nuevo significado. 


  Si has sido víctima de uno de los errores más clásicos, es decir participar en una batalla de voluntades con un segundo hijo es totalmente entendible, la mayoría perderán o sufrirán, no importa la edad las personas bajo la influencia de esta maldición son notoriamente obstinadas y preferirán morderse su propio brazo antes que ceder ante su oponente. 
 
  Normalmente las batallas se producen cuando alguien quiere que un segundo hijo haga algo. Desde cepillarse los dientas hasta hacer los deberes, si este siente que no obtiene nada de tus deseos prepárate para una discusión de proporciones épicas.


  Si bien las investigaciones están de acuerdo en que no todas las familias se ven perjudicadas por este fenómeno la maldición del segundo hijo puede resultar en años de lucha y dolor en la seguridad de todos los involucrados, pero si tanto tú como alguien que amas se ve afectado por esto hay un lado positivo. 

 Un segundo hijo tiene algo especial que los distingue, un corazón del tamaño del sol. Siempre aman con ferocidad, apartando la ira con una mirada preciosa en solo unos minutos. Pueden esperar lo inesperado con estas personas, siempre se burlarán de tu dolor pero te enamorarás rápidamente.

  Es importante destacar que esta investigación está pintando un cuadro muy amplio. No todas las familias deben lidiar con este fenómeno, y ser un segundo hijo no significa inequívocamente que se tendrán mayores dificultades en la vida. Siempre hay excepciones a la regla. 

 Pero es aconsejable para los padres que están criando a un segundo hijo, que permanezcan vigilantes y traten de recordar que no por ser haber tenido un retoño antes, el siguiente resultará más fácil de educar, pues cada individuo es un mundo y merece atención.


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