Un nuevo estudio señaló que los padres que no se molestan en establecer una rutina para hacer dormir a sus hijos podrían perjudicarlos, limitando su poder cerebral.
Cuántas veces no hemos escuchado la frase ¨veta a dormir para que crezcas¨ y es que esta ha pasado de generación en generación, sin embargo se utilizaba con el fin de que los pequeños se fueran a dormir más temprano.
De acuerdo con el psiquiatra pediátrico José Ferreira Belisario, hay mucha diferencia entre lo que nos decían en ese ¨vete a dormir temprano¨ con lo que en realidad es.
Sin duda, los hábitos en los adultos han cambiado bastante a diferencia de hace algunos años, lo cual repercute también en los hábitos de los niños, y uno de ellos es dormirse hasta muy tarde.
Por lo tanto, aunque suene irónico decirlo, nos cuesta mucho trabajo que los pequeños se duerman temprano y que mínimo se pongan su pijama a más tardar a las 9 de la noche.
Pero, algo que la gran mayoría de las personas no sabe es que este terrible hábito con el tiempo afectará considerablemente la salud mental y emocional de los pequeños.
Científicos de la Universidad de Londres descubrieron que los niños de tres años que se acuestan tarde con frecuencia tienen problemas en matemáticas, lectura y conciencia espacial de más grandes.
Según los expertos, la falta de sueño puede alterar los ritmos naturales y afectar cómo el cerebro puede incorporar información nueva.
Además, a los niños que se acuestan tarde y a diferentes horas, los padres les suele leer menos antes de dormir y, por lo general, miran más televisión.
De acuerdo a los investigadores, los horarios erráticos son más comunes cuando los niños tienen tres años (uno de cada cinco se va a dormir a diferentes horas).
Cuando se acercan a los siete, la mitad se acuesta casi todos los días a la misma hora (entre las 19:30 y las 20:30).
Los beneficios de la rutina
Establecer una buena rutina para dormir en los primeros años es lo mejor, pero nunca es tarde. El estudio reunió información de más de 11.000 niños en Reino Unido.
Los investigadores recabaron datos de estos niños a los tres, cinco y siete años de edad, para ver cómo les resultaba el proceso de aprendizaje y cómo esto podría estar relacionado con sus hábitos de sueño.
"El mensaje que nos deja (el estudio) es que la rutina parece ser realmente importante para los niños", explicó Amanda Sacker, profesora del University College de Londres y líder del equipo de científicos.
"Establecer una buena rutina para dormir en los primeros años es lo mejor, pero nunca es tarde", añadió Sacker.
Por otra parte, aclaró que no hay evidencia que indique que ponerlos a dormir mucho antes de las 19:30 tenga beneficios para el cerebro.
Los padres realmente deberían pensar en estrategias para mejorar la calidad del sueño de toda la familia. Trabajan como locos y se olvidan de que no son máquinas, sino que más bien tienen una misión: hacer que su casa sea un mejor lugar para vivir.
Haga de su familia un nido de atención que permita a los niños ser felices y se conviertan en adultos seguros, realizados y sanos, física y psicológicamente.
Fuente: BBC