RAE
La RAE se harta y pone fin al "todos y todas", "ciudadanos y ciudadanas"
Durante los últimos años se comenzó a dar un uso indiscriminado al género masculino y femenino, muchas veces con intenciones demagógicas, es decir alterando la forma de decir las cosas, pero no su contenido. Este resulta un uso que va más allá de la norma lingüística y que dificulta tanto la lectura como el habla con constantes redundancias. Aún así, muchos ven como normal y correcto el utilizar los dos géneros cuando se quieren referir al colectivo. Pero la RAE ha dicho BASTA.
Y es que la cuestión de fondo no se trata de un problema de género, sino de saber cómo representarlo adecuadamente a nivel lingüístico y cómo está gramaticalizado cuando lo está, siguiendo las propias reglas inherentes del lenguaje. Se da un caso similar con el dequeísmo, pues dado que usarlo en exceso es un error, mucha gente cree que esa expresión es el error y directamente la evitan... cayendo así en el queísmo.
Señoras y señores, deberían haber estado más atentos en clase de lengua –o haber faltado menos– y así no se necesitaría ahora tener que repetir hasta el cansancio lo que sus pacientes profesores ya les enseñaron minuciosamente de pequeños: "dequeísmo es usar inadecuadamente y donde no corresponde, la secuencia de que".
Lo mismo se da en el caso del género en lingüística: su gramaticalización obedece a "reglas lógicas internas del propio sistema que en sí mismo es el lenguaje", en absoluto externas, como algunos creen infantilmente, como si se tratara de una irracional "idea religiosa" o una intención expresa de "invisibilizar" (tal el argumento que se usa) al género femenino.
Lo mismo se da en el caso del género en lingüística: su gramaticalización obedece a "reglas lógicas internas del propio sistema que en sí mismo es el lenguaje", en absoluto externas, como algunos creen infantilmente, como si se tratara de una irracional "idea religiosa" o una intención expresa de "invisibilizar" (tal el argumento que se usa) al género femenino.
En este contexto, muchos emplean este desdoblamiento como “niños y niñas”, “todos y todas” o “muchos y muchas” por dar un simple ejemplo, cuando no es necesario, e incluso insostenible en un texto largo. ¿Se imaginan su libro favorito desdoblándose hasta el hartazgo por confundir el correcto uso del idioma con un empleo que priorice las formas y no el contenido?
La RAE ha comunicado, una vez más, que el uso de estas expresiones va en contra de la norma lingüística y deberá de llegar a su fin si su uso es meramente lingüístico.
La RAE recuerda que la norma indica que en caso de referirse a un colectivo ha de usarse el sustantivo genérico colectivo y no el individual, que debemos recordar, en muchos casos estos plurales son femeninos, algo que parecen desconocer quienes intentan retorcer la lengua a su gusto. En muchos otros de esos casos el genérico colectivo coincide con la forma masculina, de ahí la confusión de muchos al utilizarlo, pero queramos o no, el sustantivo genérico es el que es y no se puede cambiar. A riesgo de que dejemos de entendernos entre todos.
“Se podrá hacer uso de los dos géneros cuando se quiera remarcar o hablar de ellos”, según la RAE
La RAE también comenta que solo han de usarse los dos géneros cuando se quiere remarcar o hablar de ellos, como por ejemplo: “la enfermedad afecta a los niños y niñas de esa edad”. En cualquier caso la lucha de la RAE va a ser difícil y ardua pues tenemos actualmente muchos casos de uso indebido, tanto en ámbitos poco cultos como en ámbitos en donde se espera un alto grado de conocimiento del idioma y sin embargo, prefieren saltarse la norma porque “esta mal visto”.
El ejemplo más llamativo de esto último lo tenemos en las famosas “AMPA” de los colegios. En este caso se está utilizando los dos géneros cuando el colectivo es “Padres”. Sí, sé que también es masculino y que suena machista, pero no podemos cambiar las palabras porque nos gusten o no. Y no deja de ser llamativo que una organización tan cercana al mundo educativo se haya cambiado sin oposición de los maestros o profesores que deberían de “enseñar”.
Ejemplos hay muchos y el uso es indiscriminado, por lo que para la RAE es mejor cambiar la norma que intentar que haya un buen uso de ella.
Sin embargo siempre es positivo ver como una institución tan vetusta sigue aún así trabajando en sus funciones: Limpiar, fijar y dar esplendor.
Fuente: Actualidad Literatura / Mediterráneo digital