Ves lo que eres - Microrrelato
Abrió la puerta de la calle.
Entonces llamó su atención que afuera no había nadie. Sin embargo,
distinguió formas extrañas... Vio un billete caminando junto a una
cartera. Había más allá un cartón negro de formas humanas subiendo a un
automóvil. Caminó, sin entender que ocurría a su alrededor y empezando a
sentirse inquieto. Vio un sombrero que iba atado a una barba rodando
por las aceras y lo evitó en un instinto casi felino. Vio una sábana con
colores de arcoiris que le erizó la piel e intentó refugiarse en un
local, pero al hacer sonar las campanillas de la puerta, descubrió cada
vez más horrorizado una figura incomprensible y amarilla que le dijo
diabólicamente:
-Hola, buenos días señor.
El mundo estaba de cabeza y saltó a la calle espantado, conteniendo un
grito y un salto del corazón. Empezó a caminar más velozmente. Y más.
Ahora había frutas y verduras, condimentos que lo atacaban amablemente y
en un acto de desesperación cruzó la calle, intentando recordar dónde
estaría su hogar. Empezó a correr y un sudor frío empezaba a bajar su
pescuezo a la par. ¡Zapatos rotos venían hacia él! Era el colmo de los
espantos. Corrió, gritó implorando la ayuda de los dioses.
Nada, estaba solo. La única respuesta eran voces incomprensibles que por
todas partes vibraban intentando quebrar sus oídos, y corrió con más
fuerzas aún, sintiendo cómo se desprendían sus huesos de la carne, como
con vida propia y ajena.
¡Lo logró! Había alcanzado la puerta de su hogar, la salvación estaba
del otro lado. El refugio seguro y último del mundo. Y allí entró con
apremio. Fue entonces que lo vio. Allí estaba reluciente el espejo que
colgaba del vestíbulo. Se acercó con sigilo, extrañado del impulso que
lo empujaba hacia ese ingenio siniestro de autoengaños...
Al fin se plantó delante del espejo y, confundido en un horror que
revolvió sus tripas, miró el reflejo del espejo, y vio el reflejo de un
espejo.
- Jacques Pierre